Las vías de administración son las formas en las que se introducen los fármacos en el organismo para que produzcan su efecto terapéutico. Entre las vías más comunes se encuentran la vía oral, la vía parenteral (intravenosa, intramuscular y subcutánea) y la vía tópica (cutánea y mucosa). Cada vía de administración tiene sus propias ventajas y desventajas en función de la rapidez con la que actúa el fármaco, su biodisponibilidad y su tolerabilidad por parte del paciente.
Es importante tener en cuenta que la elección de la vía de administración debe hacerse de forma individualizada para cada paciente, teniendo en cuenta su estado de salud, la forma farmacéutica del medicamento y la velocidad de acción requerida. Además, es fundamental seguir las indicaciones del médico o profesional de la salud para garantizar la efectividad y seguridad del tratamiento.
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